el 20 agosto, 2014 19:21 en Actualidad / sin comentarios
Héctor Durán, el ex Policía cuya declaración cuando todavía lo era , marco un punto de inflexión en la causa, ayer debió ser traído a la sala de audiencias por la fuerza pública. “Hace tanto tiempo que no me acuerdo” fue la primer frase pronunciada por Héctor Durán en la sala de audiencias, y ello fue el preanuncio de una larga y tensa jornada en la cual fue careado con otros testigos, recibió las recriminaciones de un Comisario con quien había tenido tres conversaciones dónde había narrado los hechos de los que ayer dijo no acordarse. Ahora deberá volver el viernes. Tendrá entonces la oportunidad de superar la memoria fragmentaria y la tendenciosidad del olvido…
Ricardo Carugatti // Especial EL CRONISTA
Se realizó ayer la décima jornada del juicio por la muerte de Emilio Blanco. Con una sala llena de público y la expectativa por la declaración de Héctor Durán la jornada comenzó con algunas cuestiones que retrasaron el inicio, especialmente la ausencia del testigo. Eso motivó que luego de protestar porque la declaración del ex policía fue introducida ilegalmente según entendió el abogado Mauricio Armagno durante la instrucción, el debate se paralizara hasta tanto el testigo estuviera en Tribunales. Según el defensor de Fermín Basualdo si había testimonios previos se podía contaminar la declaración de Durán. Se suponía que las restantes personas atestiguarían sobre dichos de Durán y era preferible escuchar a éste primero. “Hace tanto tiempo que no me acuerdo” fue la primer frase pronunciada por Héctor Durán luego que la policía lo fuera a buscar a Chascomús y lo hiciera comparecer por lo que se denomina la “fuerza pública”. Seguro a la hora de los olvidos y puntilloso al momento de algunas aclaraciones sobre la manera en que declaró oportunamente, el testigo declaró por más de dos horas y tuvo que carearse con tres testigos ante dichos contradictorios. No se acordó de la noche del crimen ni de su actividad durante esos momentos pero recordó que no había ido a calentar agua para el mate durante ese día. No es una casualidad. La pava para calentar el agua estaba en el casino de oficiales dónde en su declaración inicial hace catorce años el propio Durán situó a Basualdo y otros policías con una persona a la que “trabajaban”. Para Durán resultó conveniente recordar que no fue a calentar el agua. Pero ¿puede la memoria ser selectiva consciente o inconscientemente? Será una valoración que el tribunal deberá resolver.
Todas las contradicciones que la Fiscalía señaló y obligaron a los careos tenían relación con su declaración testimonial. Aquella en la que sostuvo que Basualdo estaba en la Comisaría esa noche, que los libros de guardia habían sido alterados y que Emilio Blanco ingresó esa noche en la dependencia policial presuntamente por calle Sarmiento. El Comisario Lorenzo le recriminó en la cara que habían tenido tres conversaciones dónde había narrado estos hechos. “Yo no recuerdo esas cosas” era toda la respuesta del testigo. Un testigo que denunció apremios y torturas según sus dichos en la audiencia que presidió el Dr. Colombo durante la investigación. Sostuvo que no lo dejaron tomar agua, que no tenía teléfono celular y que había estado sentado con las manos en el escritorio sin poder moverse. Tres policías de la comisión investigadora dieron una versión diametralmente opuesta.
“Nunca he mentido en esta causa” respondió Durán ante la requisitoria del Fiscal Diego Bensi. ¿Esto confirmaba que su declaración era verdadera?. El testigo prefirió decir que lo tuvieron mucho tiempo declarando y eso le produjo daño psicológico. También detalló minuciosamente los pasos posteriores a la declaración diciendo que fue a una escribanía en Chascomús a relatar los apremios e inició una denuncia en La Plata. También recordó que había llegado con su padre y que antes de la declaración nunca tuvo padecimientos como luego de ella. Esos padecimientos produjeron dos agujeros negros en su memoria: la noche del 27 de setiembre y el día de la declaración testimonial. Aunque en el último caso recordó, también selectivamente, que no le dieron agua y le recordaron que si mentía iría preso pero olvidó todo lo que dijo en las 17 horas que duró la declaración.
Los testigos posteriores dieron una versión contraria sobre ese día. Todos sostuvieron que no hubo presiones, que Durán fue tratado normalmente y que le sonaba el celular a cada instante por lo que el Juez Carlos Colombo le pidió que atendiera si quería. También contaron que se suspendió la audiencia por un corte de luz y que salió en un par de ocasiones al baño y tomar agua. También dijeron que estaba sentado con la cara apoyada en las manos y demoraba casi treinta minutos en cada respuesta.
En otro sentido el comisario Lorenzo (que debió carearse con Durán porque con él habló de los dichos en la testimonial que ahora había olvidado) dijo que no había buena predisposición entre los policías cuándo intentó averiguar sobre el hecho. Contó que Durán fue una segunda vez a verlo y ahora lloraba y estaba presionado. En esa ocasión le dijo que había mentido en su declaración. Lo acompañaba su padre que desde ese momento se volvió inseparable. También señaló que por terceros se había enterado de llamadas de Freites y Basualdo para averiguar sobre la investigación. Luego del debate la fiscalía solicitó al tribunal que Durán volviera a testificar y fue citado para el próximo viernes 22.
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